En vísperas del Día de la Tradición y del cincuentenario del Monumento Nacional Conmemorativo al Martín Fierro, evocamos el acto inaugural y sentidos versos del escritor y poeta pehuajense Osvaldo C. Guglielmino.
Cabe señalar que el grupo escultórico fue proyectado con buen sentido funcional, previendo que su plataforma sirviera como palco o como escenario para celebraciones tradicionales. En su frente totaliza doce metros de longitud, en tanto la altura -calculada desde el nivel del suelo hasta la copa del sombrero de la figura ecuestre- es de ocho metros.
El acto inaugural del grupo escultórico, conmemorando además del centenario del Martín Fierro, en marco del “Año Nacional Hernandiano”, tuvo lugar en la Plaza principal de Pehuajó, rodeado de suma emotividad.
Numeroso público presenció la esperada ceremonia. Previa bendición del monumento, hablaron el intendente Municipal, Carlos Raúl Crespo Montes, y el escritor Osvaldo César Guglielmino, Presidente de la Comisión Popular de Homenaje a José Hernández, ante la presencia del escultor Chacho Waks, la nieta de Rafael José Hernández y Pueyrredon, Susana Spraggon Hernández de Basavilbasso.
Hubo además diversas manifestaciones de adhesión al grato acontecimiento, entre otras es propicio recordar las expresiones poéticas de Osvaldo César Guglielmino:
José Hernández: la pampa de tu canto
me entregó estos versos que acerco a
tu gloriosa inmortalidad en
respetuoso homenaje.
Vengo, Padre, de leguas y de peones,
desde el dolor del surco traicionado,
desde el trigal sin Dios, pero sembrado
con la sangre del gaucho en los cantones.
Pero también de un cielo de fogones
donde el coraje aguarda ya montado,
por la muerte y la gloria proclamado
y la patria empuñada en los facones.
Vengo del pueblo, Padre, que salvaste
con tu payada fiel, con la mañana
de tu voz de guitarra y montonera.
Soy la memoria, Padre, que anunciaste,
la limpia madrugada soberana,
el viento elemental de tu bandera!
Ha pasado medio siglo, el Monumento al Martín Fierro sigue vigente, adecuado luego del tornado que en el año 1993 derrumbó la figura central. Allí late el corazón gaucho y paisano de Chacho Waks. Allí se perciben sus manos cubiertas de arcilla, alisando, quitando y poniendo. Allí viven los personajes que honraron nuestra tierra. El paisano, el gaucho, el domador, el peón, el indio, los pialadores, los jinetes, los reseros, los baqueanos, los pulperos, la paisanita. Allí se siente el perfume puro de argentinidad, ese mismo que generó e inculcó el talentoso escultor con aromas en celeste y blanco.