Toda una familia vivió y vive con verdadera pasión y entrega su amor por el club del barrio. Un encuentro virtual revive recuerdos, sensaciones y emociones para rendir tributo a tres generaciones que viven y sienten al Club Calaveras.
Por Félix P. Peyrelongue
7 de abril de 2020, cumpleaños número 87 del Club Atlético Calaveras. En el silencio del barrio de Mataderos surge la necesidad de exaltar la fecha. Una mirada al material en archivo y un repaso del historial. Entre otras conclusiones, una muy particular: Calaveras es sinónimo de Pascual, un apellido, una familia, ligada a la institución de sus orígenes.
Ante las exigencias del aislamiento social, contacto online con unos de los referentes de la familia, toda una vida junto al “Cala”, toda una vida en el mismo barrio, si hasta hizo su casa en el predio donde estuvo la primera cancha. Héctor Luis Pascual (75), vendedor jubilado e investigador deportivo, rememora los tiempos de la niñez, su rol de futbolista y la trayectoria del club de Mataderos.
¿Puede decirse que desde la cuna fuiste de Calaveras?: “Diciendo que mi padre fue fundador, y que nací el año que Calaveras salió campeón del primer torneo de la Liga Pehuajense, está contestado”, responde de manera contundente.
APOYO A TODAS LAS TAREAS
Al evocar la niñez y el vínculo con el club, señala: “Desde muy chico, 5 o 6 años, colaboramos junto a mis 5 hermanos, con el club, en todas las tareas que estaban a nuestro alcance, por supuesto acompañando a mi padre. Recuerdo en los bailes que hacía el club, mi hermano Lito, hacia los planos de las mesas numeradas, y yo cuando llegaba la gente, los acompañaba hasta su lugar, me sabía el plano de memoria. Imposible de olvidar, a mi mamá, que lavaba la ropa de todos los jugadores, sin cobrar un peso, además depositaban en mi casa, las redes, pelotas, inflador, etc. Lo hacíamos todo, con mucho amor”.
Evidencias que demuestran el apego de los Pascual al club, donde vivieron las etapas brillantes y experimentaron alegrías y tristezas. Momentos imborrables al decir de Héctor Luis: “Si viví como todos en la vida, grandes alegrías y tristezas, aquel primer partido frente a Estudiantes en 6ta división, jugando con alpargatas. Luego participé en las distintas categorías, la primera etapa dirigidos por Mario Dubra y con mucho éxitos. Integré el seleccionado juvenil pehuajense, me tocó emigrar por razones de trabajo, de 1964 al 68. Volví y llegué a jugar algunos partidos en primera, de aquel equipo Campeón 1968, dirigido por Víctor Pérez Fernández, un adelantado.
En donde hiciera falta jugué hasta 1982, titular o suplente en 1ra. o 4ta. división. Dirigí en distintas categorías del club. Las alegrías superan las tristezas”.
UN AMOR COMPARTIDO
POR TODA LA FAMILIA
Al reseñar episodios o anécdotas vinculados con la vida del club, Héctor Luis, manifiesta: “La amistad que siempre hubo entre la gente del club, mayores y menores trababan charlas con temas propios de la institución, las reuniones de los domingos a la tardecita, generalmente íbamos a la sede los chicos de las inferiores que habíamos jugado más temprano, y nos agasajaban con un “lunch”, picada y bebidas.
Luego la mayoría al cine. Recuerdo cuando entre los mayores y nosotros algo más jóvenes, demolimos la “vieja sede”, para que luego surgiera la actual. Hoy casi sin pensarlo, tengo mi casa en un terreno de la “vieja cancha”, y no solo eso, en parte del lugar que jugué por primera vez, casi “un sueño”, suele pasarme, en esos lapsos que tenemos, ver a la gente y mis compañeros estar por allí”.
HERENCIA FAMILIAR Y CONFIANZA EN LO QUE VENDRÁ
Se dice que la sangre se pega y los vicios se heredan. ¡El amor por el “Cala” se heredó en vuestra familia?: “Sin duda, la “herencia” viene desde el principio y se trasmite, por mucho años hubo un Pascual con la camiseta de Calaveras puesta, mi hijo, muy poco tiempo, creo que la ultima fue mi hija, en el fútbol femenino Ella es la madre de mi nieto Facundo, que juega de arquero en KDT, club que defendieron mi papá y dos tíos, antes de fundarse Calaveras. Martín, el otro nieto, aun no lo hace”.En un presente muy especial, complicado, impregnado de incertidumbre, Pascual imagina el futuro de Calaveras: “El amor y la pasión que siente el que quiere a Calaveras, hizo que una entidad muy humilde, llegue al lugar donde está, bajo ese pensamiento, creo en un futuro muy brillante, los actuales problemas no son muy mayores a los pasados durante 87 años, cuando se contaba con menores recursos, pero un gran corazón. Por lo tanto confío en lo que vendrá”.
FELICIDAD AL VIVIR Y TRANSMITIR LA HISTORIA LUGAREÑA
Héctor Luis Pascual ha dedicado también su vida a la recopilación y exaltación de la historia lugareña, pero de manera muy especial en el deporte a través de aportes personales, institucionales y de su revista “Sentir” que edita en forma mensual. ¿Es una satisfacción muy placentera,verdad?: “Si, salió como una actitud de reconocimiento a quienes tanto hicieron por el deporte regional, sé, porque tuve la oportunidad de vivirlo, que en menor o mayor manera, quienes fueron participes de la actividad deportiva lugareña, les gusta verla reflejada, para conocimiento de sus convecinos y familiares menores. Destacando las distintas actuaciones, títulos, récords, a nivel internacional, nacional, regional o local. Me siento feliz por eso”.
“HACER LO QUE NOS GUSTA”
Final del encuentro virtual. ¿Inimaginable verdad, que dos “locos” de la comunicación y la indagación histórica celebren el aniversario del club del barrio, en silencio, aislados, por una pandemia inesperada?:“Es verdad, aún cuesta entender que está sucediendo, pero ante lo desconocido, pienso que lo mejor será, ser paciente y seguir las indicaciones de quienes son los responsables de mantenernos atentos y vivos, para cuando sea adecuado, volver a una vida más conocida e intentar cambiar lo que creamos hicimos mal.
Vos dijiste dos “locos” por el club del barrio, y ahí recordé que cuando Wadi Adra te abordó para hacer una revista de los primeros 50 años, junto a ti y mi amigo Jorge Basualdo, concretaron plasmar ese tiempo del club. Manuel F. Arive y yo pusimos nuestro granito. A pesar de la pandemia, acá estamos, haciendo lo que nos gusta”.
Y que mejor entonces que disfrutar y compartir con quienes tienen la constancia de seguir nuestro portal o la revista “Sentir”. Antes de cortar la comunicación online, Héctor Pascual, añade: “La despedida de esta nota, que agradezco, es para comentarles a “todos los calaverenses”, que cada uno de nosotros puede y debe aportar su amor, espíritu y esfuerzo, a su club, en concordancia de lo que ha soñado para él y así verlo realizado, Gracias”.
Adherimos al deseo y hacemos llegar un afectuoso saludo a directivos, planteles deportivos, asociados y simpatizantes de Calaveras, junto a los mejores deseos. Y el recuerdo y reconocimiento a todos los que en distintas etapas, trabajaron por el sostenimiento y crecimiento de la institución.
PING PONG
Héctor junto a su esposa e hijos |
-¿Un recuerdo?: “El recuerdo emocionado para mi familia, los amigos y compañeros, del barrio y la vida”.
-¿Un deseo?: “Que entendamos que la vida es linda y cada uno será MÁS FELIZ cuando HAGA FELIZ AL OTRO”.
-¿Una ingratitud?: “Recordarla NO sirve de NADA, sino se puede olvidar, dejarla lo más hundida posible”.
-¿Una gratitud?: “A lo que siento me pasa todos los días, el sentimiento de amistad que recibo”.
-¿Un amigo?: “No tengo demasiados, y no me quiero olvidar de ninguno, sí, muchísimos MUY CONOCIDOS”-
-¿Un rencor?: “No me surgen, quizás lo tapan los agradecimientos”.
-¿Un amor?: “Alicia, mi esposa y compañera de la vida por casi 45 años”.
-¿Una esperanza?: “Que mis hijos Sebastian y Elisa, al igual que mis familiares y los suyos, puedan ser felices”.
-¿Un reproche?: “¿Para qué?, no suma”.
-¿Un ídolo?: “Son muchos”.
-¿El deporte?: “Salud y amistad”.
-¿El fútbol?: “Pasión, ahora distinta”.
-¿Un libro?: “No soy buen lector”.
-¿Dios?: “Creo en él”.
-¿Aislamiento social?: “Cumplo lo mejor posible”.
-¿Revista Sentir?: “Un contacto con la historia”.
-¿Calaveras?: “Parte de mi vida”.
-¿Pehuajó?: “Mi lugar”.
-¿Héctor Luis Pascual?: “El que conocen”.
Héctor L. Pascual, sus hijos y nietos. Todos comparten la misma pasión |