Al comenzar una Semana Santa muy especial rescatamos de nuestro archivo y deseamos compartir con ustedes una reflexión del padre Carlos Mateos, cuando era párroco en Pehuajó. Fiel a su estilo, simple y realista, aporta precisos conceptos.
“Se me nace la oferta (que agradezco) de presentar un mensaje en estas páginas con motivo de Semana Santa y Pascua.
Seria relativamente fácil redactar unas líneas piadosas y beatas, invitando a ser más buenos, y también, por qué no, a asistir a algún oficio religioso en estos días.
Seria rutina. Como es rutina todo lo que hace occidente estos días: miniturismo, mechando posibles excursiones, con horarios de ceremonias en los templos de los lugares visitados, publicidad de de «vigilia" (¿es que alguien tiene presente qué quiere decir “vigilia" en el contexto de Semana Santa?), y publicidad también de algunas fotos del Papa, (que aparece en estos días con mayor frecuencia en los modios de comunicación, con explicaciones de lo que está haciendo, que revelan que hay pocos conocedores de liturgia y del significado de las acciones religiosas de esta fecha).
Prefiero entonces, a riesgo de no saber explicarme bien en breve espacio, plantear alguna cuestión, que aunque más no sea, y con eso me conformo, a un lector, a uno solo, sirva de reflexión realista.
Y precisamente la cuestión se plantea en los términos de «rutina» o “convicción”. La rutina de occidente le hace dar a los feriados propios de estos días, decir “Felices Pascuas”, y si tienen con qué, comprar una rosca o huevo de chocolate (¿por qué ahora y no en junio?).
Pero ¿qué tiene de cristiano (de Cristo) nuestro estilo de vida occidental?. ¿Celebramos algo que tiene real vigencia en la vida de nuestros pueblos, de nuestra civilización? ¿Vigencia no por el recuerdo, sino porque marca rumbos, indica caminos, es base de realizaciones?
Si bien es cierto que nuestro modo de ser es inspirado el Cristo de la Cruz, en el Cristo de la Resurrección del Hombre Nuevo, no hay nada que desde ÉL nos indique que debemos ser y hacer, en los momentos duros, y más duros aún por venir en nuestra Patria. No estoy hablando de una donación o una limosna, estoy intentando idear una manera de pensar y encarar la crisis a partir del Señor crucificado y resucitado).
Solo gente convencida de su fe, podrá tener imaginación y audacia 'para ello. Pero la convicción pasa por una fe viva y no solo piadosa y rezadora, encarnada en la realidad (Jesús fue real en un país real, corrupto y dividido).
A lo mejor no se trata de realizaciones tan “prodigiosas” como la bomba de Hiroshima, o un misil o la exquisitez de un sistema financiero que puede apretar en cualquier parte del mundo extrayendo riqueza.
Y otra vez el Papa Juan Pablo II nos muestra el camino. El año pasado, sin preparación fue a la cárcel a visitar a! hombre que había querido asesinarlo.
“El Señor me ha concedido, como pienso ´le habrá concedido también a él, la gracia de poder encontrarnos como hombres, como hermanos”, declaró después Juan Pablo II. Fue Pascua porque de la agresión surgió el perdón,
reconciliación, actitud de amor, paz, fe en el hombre, aún en el que mata.
Otro ejemplo: en enero de este año muchos chicos de Quilmes respondieron a la invitación del Obispo, llevando a sus juguetes que representaban armas, a canjearlos por una pelota de fútbol. Luego de una gran fogata con las “armitas”, gesto pascual que anuncia que la vida vence a la muerte, porque el Amor vence al odio.
Otro: en el límite argentino-chileno, cerca de Río Gallegos, un Cristo crucificado con una leyenda: “Amaos los unos a los otros”. Y ya van tres años consecutivos que jóvenes de ambos países se juntan al pie de ese Cristo.¿, conversan, festejan, comen juntos, intercambian regalos y comulgan el Pan de la Comunión.
Gesto pascual que enseña a ir más allá de los límites del egoísmo y encontrar el espacio universal de los redimidos.
Se podría seguir, todavía son hechos un tanto esporádicos en occidente, pero en la medida que sean normas de conducta, estilo de vida, podrá entonces decirse que nuestra civilización se inspira en el Cristo de la Cruz y de la Pascua.
El día que como pueblos cristianos nos decidamos a ser consecuentes con la persona de Cristo, aparecerán novedosas y originales propuestas para las situaciones políticas, los problemas económicos, las relaciones sociales y la concepción misma de lo que es pueblo, nación, comunidad, progreso, etc.
Si no, seguiremos comiendo empanadas de vigilia una vez al año y sufriendo y peleando el resto del año.
Que así no sea. Felices Pascuas”.
-Publicado en semanario regional REALIDAD, Semana Santa, abril de 1984.
El padre Mateos oficiando la Santa Misa |