"Mimar y formar a los niños. Enseñarles a respetar y ser solidarios"

Felix Peyre
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“Hemos sido muy felices trabajando de maestras jardineras”, afirman Segunda (“Chuna”) y Nydia Pérez Issa. Cumplieron, junto a otras maestras, roles significativos cuando los jardines de infantes comenzaron a funcionar. Las elegimos para tributar un homenaje al Día de la Maestra Jardinera que se celebra cada 28 de mayo. Rememoramos los inicios de la experiencia en Pehuajó que tuvo notorias connotaciones. Compartimos y nos contagiamos de la emoción que irradian los recuerdos de Chuna y Nydia, quienes no tuvieron hijos pero sienten como tales a sus sobrinos y a muchos convecinos que fueron sus alumnos y les inculcaron, con auténtica vocación, los valores de la convivencia, el respeto y la solidaridad.

Algunos sostienen que el recuerdo de las maestras que tuvimos en el Jardín de Infantes es el que más perdura en la vida. Las hermanas Segunda y Nydia Pérez Issa, de 92 y 90 años de edad, respectivamente, son testimonio viviente de los primeros tiempos de los jardines de infantes en nuestra ciudad, surgidos por imperio de la denominada Ley (Adolfo) Simini –legislador de Trenque Lauquen, autor de la iniciativa– en el año 1946. Establecía que cada ciudad cabecera de distrito en la Provincia debía tener un jardín de infantes.

Segunda, más conocida como “Chuna”, y Nydia, han sido puntales en la educación pre escolar pehuajense. Segunda en el Jardín de Infantes nº 1, cuando funcionaba en calle Mitre (hoy Jardín 908) y Nydia en el Jardín de la Escuela Normal.

Los “Pérez Issa” es una de las familias tradicionales de la ciudad. Eran 8 hermanos, todos nacidos en Pehuajó. Las cinco mujeres fueron maestras, las tres más chicas “maestras jardineras”. Segunda y Nydia, que aún habitan la casa paterna en la calle Alem, y Nora (ya fallecida) que fuera Directora del Jardín nº1.

Segunda Pérez Issa
Un rico diálogo, no exento de emociones, mantuvimos con las nonagenarias maestras jardineras. Recorrimos los tiempos vividos en las aulas pehuajenses, a través del pormenorizado relato de ambas y mirando fotos amarillentas que permiten revivir momentos muy especiales de sus vidas docentes.

“El jardín era para guiar a los chicos, para que sean compañeros, que sepan compartir, el orden, el aseo”, resaltan al citar las características de los primeros tiempos. “Teníamos un roperito y los nenes guardaban ahí la ropa que traían y se ponían un delantal. En el jardín jugaban, hacían jardinería y muchas lo que cosechaban se lo querían llevar a la mamá”.

El ingreso ya se producía a los tres años. “Al principio la gente tenía un poco de recelo de separarse pero después al ver que los chicos jugaban, que cantaban canciones, todo fue cambiando”, rememoran Chuna y Nydia.

“Al entrar los chicos cantaban, se reunían todos y después cada uno se iba con su señorita a la sala. Eran cuatro horas de clases. Primero fueron tres salas que estaban a cargo de Tomasa Darrain, Ana María Gómez /Sanguinetti y Nelly Stella”.

En aquellos tiempos había una particularidad: “A los chicos los recogía una preceptora porque había madres que por su trabajo los mandaban antes. A los que vivían de Mitre para aquí, lo recibía una preceptora, y a los que vivían de Mitre para Balcarce, otra”, señala Chuna y añade que “las tareas constructivas eran muy motivadoras en los chicos, formaban casitas, montañas. Las horas de música eran hermosas y los chicos eran incansables, siempre había que tener algo preparado, porque terminábamos una tarea y ya querían otra”.

El recuerdo es permanente: “Hay madres y abuelas de alumnos –dice Chuna- que se encuentran conmigo y me dicen: ¿sabe una cosa, señorita?, lo mando a mi nene a su jardín. Y es el Nº 8, que no es mi jardín. Mi Jardín es el nº 1, que funcionó ahí”. Además “hay muchos que han sido alumnos míos y en la calle me dicen: “Chau Chuna, cómo le va”. No recuerdo los nombres pero si distingo su cara”.

Nydia Pérez Issa
Por su parte, Nydia sintetiza su labor: “Yo trabajé en la escuela Normal. Ahí era una sala más. Se hacía lo que podía, no tenía preceptora, estaba yo sola con todos los chicos”, remarca sonriente y complacida por aquella labor que añora con verdadero amor. “Mi trabajo –añade– fue en el Jardín, después solo hice algunas suplencias en primaria y tuve alumnos particulares”.

Al momento de hacer una evaluación, Chuna nos dice: “Como maestra y como jardinera yo lo pasé muy bien. Los chicos y las familias siempre me recordaron con mucho cariño, y creo que es así con todas las maestras jardineras”. Y entre tantos momentos que vienen a su memoria, remarca la importancia de la huerta que funcionaba en el Jardín, como así también el interés y el encanto de los chicos: “Siempre terminábamos la clase contándoles un cuento y había criaturas que repetían el cuento y daba gusto contárselo”, expresa.

Tanto Chuna como Nydia se manifiestan satisfechas con la tarea cumplida: “Es una felicidad haber trabajado de maestra. Estamos muy contentas”, coinciden en señalar y como corolario del encuentro, un mensaje para las nuevas generaciones: “les aconsejo que sean maestras pero que tengan verdadera vocación, pensar en las criaturas, mimarlas, formarlas, enseñarles a respetar a otros, enseñarles la solidaridad, que tienen que hacer y ordenar las cosas”.

Nuestro reconocimiento por su aporte a la educación, por la siembra realizada. Y nuestro homenaje a las maestras jardineras de ayer y de hoy.


*Segunda Pérez Issa, además de ser maestra jardinera, fue profesora de pedagogía en la Escuela formativa de Jardineras y su hermana Nydia, profesora de Manualidades. Segunda fue durante diez años profesora de educación democrática en el Comercial Nocturno del Colegio Nacional y también en el diurno. Se desempeñó como Vicedirectora del Jardín 901 y también ejerció interinamente la dirección.
*La importancia del accionar del Jardín de Infantes 901 fue relevante en aquellos tiempos. Al respecto, “Chuna” recuerda: “Nos enteramos por los Diputados de aquel entonces, que el Jardín de Pehuajó era el que mejor funcionaba en la Provincia de Buenos Aires”.
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1Comentarios

  1. Que hermosa nota y que lindo es verlas!! Cuantos recuerdos del Jardín 901 y de Chuna , Nora y las docentes .Soy María Lía , ex alumna , sobrinanieta de Stella Suárez, la señorita de Música. Les mando un beso muy grande.


    Maria Lia

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