Domingo Reina, conocido convecino, a quien solemos ver en distintos sectores de la ciudad con su andar cansino y silencioso. Hace poco tiempo conoció nuestra publicación y se mostró interesado por su contenido, pero de manera muy especial por las reflexiones que se incluye en determinadas secciones o en los pies de cada página.
Domingo acercó a nuestra mesa de trabajo una colaboración, producto de sus inclinaciones intelectuales, aporte que hoy queremos compartir con los lectores y contribuir a la inquietud alentada, de manera muy silenciosa, por este joven pehuajense.
Reyna desde hace varios años se sintió atraído por las expresiones literarias. Ya en los tiempos originarios del grupo literario Acuarela, ámbito donde recibía la ayuda de la recordada Marta Bonora. Posteriormente, concurrió al Círculo de Escritores Pehuajenses, interesado por las actividades que desarrollan. Integrantes de la entidad, han colaborado también con Domingo a fin de estimular y apoyar sus inquietudes. Precisamente, la actual titular, Marita Ragozza, afirmó a mirá la concurrencia de Domingo a talleres literarios al tiempo que ratificó que las puertas del Círculo siguen abiertas tanto para él como para todos los vecinos que deseen participar.
Con el mismo propósito, de contribuir al estímulo, incluimos en esta edición parte del material acercado, que como toda creación de ésta índole deja amplio margen para el análisis y la reflexión. La palabra escrita nos permite transmitir sensaciones y sentimientos, que muchas veces tienen que ver con lo ficticio y otras con vivencias, demostrativas de momentos, episodios, dificultades y situaciones que depara, precisamente, el difícil arte de vivir.
He aquí, los escritos acercados por Domingo Reyna:
EL MUNDO
“¿Si yo se, que el mundo es necio y de verdades no entiende…
Siempre a los buenos ofende y paga con desprecio.
¡La verdad no tiene precio! si no es verdad conveniente…
El mundo marcha inconsciente salpicando de odio y mentiras, al generoso y al bueno, al honrado y al prudente”.
VIVIR, VIVIR
“Es peligroso vivir. Se corre el riesgo de darse cuenta.
Entonces no sabe uno si vivir o hacerse el loco, y vivir, o vivir simplemente.
Y callar ante el insulto diario y alejarse, cada vez más lejos.
Hablar desde lejos, mostrar desde lejos, amar desde lejos, para poder vivir”.