Desde muy chico se manifestó su vocación por la música. El piano su predilección. Se capacitó con mucho esfuerzo y el apoyo de su familia. Sus cualidades y las circunstancias hicieron que su carrera fuera rápida y ascendente. En 1994 comenzó en España el circuito de conciertos. Exhibió su arte en distintos lugares del mundo. Idas y venidas, por su labor como músico y por su tarea de gestión en administración hotelera. Es columunista radial sobre la actividad del Teatro Colón. Se llama Martín Leopoldo Díaz. Es nuestro, pehuajense. De bajo perfil, aunque de carácter y convicciones firmes.
Pasó la última navidad con sus seres queridos. Compartimos una larga charla en su casa. Proliferaron recuerdos y momentos claves en su trayectoria. Habló de las sensaciones que se perciben lejos del país, de sus preferencias musicales. Sus proyectos y el deseo de volver, algún día a Pehuajó y hacer realidad el sueño de conducir artísticamente nuestro pequeño coliseo, el Teatro Español.
“Me fui de Pehuajó a los 17 años, en 1986, cuando terminé el secundario, a estudiar al Conservatorio Nacional de Música. Cuando era muy difícil ingresar. Tuve suerte, me preparé tres meses con Susana Bonora e ingresé. A partir de ahí, todo se sucedió muy rápido”, sostiene Martín y considera que su actividad no es una profesión, sino una vocación: “De toda la vida. En la música estaba muy distraído, porque hay profesores que te marcan. Después con Susana Bonora todo cambió y cumplí con todo lo que me enseñó. Es una gran docente, una gran maestra y una gran pianista”.
EN ESPAÑA EMPEZÓ LA HERMOSA EXPERIENCIA
“Todo fue sin darme cuenta, como todas las cosas que me han sucedido”, señala y sintetiza la trayectoria, en estos términos: “Luego de una intensa preparación, en el año 1994, se dio la posibilidad de viajar a España y ahí empezó el círculo de conciertos. Primero fue en España, luego en Rusia, y a partir de ahí se dio toda la cadena de recitales que hasta el día de hoy no se ha cortado”.
“Todo sucedió sin buscarlo. Un amigo que tenía en España, me dijo que tenía que ir a tocar allá. Me organizó una serie de conciertos por ciudades chiquitas, el segundo viaje fue un poco más, ya en el tercero fui a Paris. Y todo fue así, naturalmente, sin buscarlo, inconscientemente diría”.
“Yo no tengo ni idea de las cosas que hago. En un concierto, le pregunto a mi familia cómo fue. No tengo ni la más pálida idea de las cosas que voy a hacer”.
LA ELECCIÓN DEL REPERTORIO
“Siempre me llamaron para hacer repertorio popular y cada día me gusta más. Soy un pianista con la formación clásica, puedo tocar Liszt, Beethoven, lo que quieras, pero la vida me llevó a tocar música popular y estoy eternamente agradecido, porque me permite llegar a un público mayor, más llano, porque lamentablemente la música clásica no tiene tanta llegada”.
“El tango por ejemplo me ha abierto puertas. Un año hago un recital de tango y el año siguiente me llaman y hago clásica, aunque cada vez menos. Y a uno le gusta la música popular y más cuando te vas poniendo viejo. Además, tengo otra profesión que me lleva tiempo, que es la gestión de administración de hoteles que implica estar en un lado y luego en otro, entonces no puedo estar 8 horas con el piano todos los días”.
TODOS LOS LUGARES SON IGUALES
En cuanto a las sensaciones que se perciben al tocar en Francia, Rusia, Estados Unidos, considera que “son diferentes y depende de saber que va a volver a su país. Cuando se que vuelvo, proliferan recuerdos cuando tocas. “Caserón de Tejas” me trae recuerdos de la calle Alsina de Pehuajó, cuando vivía con mis abuelos y mis hermanos. Uno ejecuta una obra y rememoras todo, pero también hay que tomar distancia, para que no te desborde la parte sentimental”.
A su criterio “todos los lugares son iguales. El mundo está igual en todos lados. No hay ciudades diferentes, hay momentos diferentes, más contentos o más tristes. Depende de uno, qué te pasó ese día, pero para mi es igual tocar en Paris, Londres, Madrid, Pehuajó o Madero. Depende de vos, y por eso también, poniendo sangre fría, puedo salir a tocar el piano”.
LA FUERZA DE NUESTRA MÚSICA
“La música argentina pega fuerte en el mundo. El tango es sentimiento, la música de La Pampa, la música de Ginastera. Hablan de pasión, el tango te habla de amor, de desamor, y es más difícil transmitirlo desde el piano, no es cantado, entonces lo que he hecho es agrupar dos tangos. Es más difícil hacer un concierto de tango que tocar Liszt o Chopin, cuyas obras duran diez o quince minutos y un tango te dura tres minutos. Un tango cuenta una historia, entonces los agrupo por carácter, por ejemplo Malena con El Porteñito, Malena que ahogaba las penas con el alcohol y El Porteñito por fanfarrón. A la gente le encanta la música argentina”.
“Sin apoyo de la familia, no existe carrera musical”
Martín está convencido que “sin apoyo familiar, no existe carrera musical. Uno pasa por distintos momentos, de gloria, de decaimiento, entonces sin la familia no se puede seguir. Además son quienes te dicen las cosas con sinceridad. Y siempre están. En los conciertos todo es hermoso, maravilloso, antes todos te llaman, y después todo el mundo se olvida. Y si no está la familia, es imposible”.
Al preguntarle sobre el futuro, tiene pautado “armar mi trabajo con los recitales que van apareciendo. Y tengo ganas de hacer un dúo con un bandoneón, quiero conformar un nuevo repertorio y quiero volver a tocar clásico, pero veremos“.
TENAZ Y PERSEVERANTE
Su mamá Graciela ha sido un puntal fundamental en la carrera de Martín. En los primeros tiempos lo acompañaba al Conservatorio de Chivilcoy y en los últimos años ha estado junto a él en conciertos realizados en Nueva York, Luxemburgo, España.
“Hemos viajado bastante -dice Graciela- todo por la música de Martín”. Recordó los tiempos de acompañamiento al Conservatorio de Chivilcoy para valorar la importancia de “tener ahora un Conservatorio en Pehuajó”.
Se manifiesta totalmente feliz por los logros de Martín, por “su perseverancia, su responsabilidad y su tenacidad”.
Con satisfactoria nostalgia, Graciela recuerda: “A los 18 años, me llama y me dice la semana que viene me voy a estudiar a Rusia. No sabía una palabra en inglés. No creí que iba a hacer la carrera que hizo, así escalonada como un cohete. Siempre valoro su tenacidad. Cuando estuvo 10 años en Barcelona, viviendo solo y sintiendo el desarraigo. Hay que hacerlo, lejos de su familia y de su país. Acá viene un catalán y lo recibimos con los brazos abiertos y allá no es así, es más difícil.
Gracias a mi mamá, mi papá, mi hermano. Yo, con mi familia, como decía Martín, los apoyé. Tenía tres trabajos. Los más chicos quedaban con mamá y yo viajaba con Martín a Chivilcoy, donde estaba 15 días. Tenía que pedir licencia sin goce sueldo”.
EL RECUERDO DE LA ABUELA
Yolanda Massola, recordada maestra pehuajense, llegó a vivir la emoción de ver a su nieto tocando en el Teatro Colón. Martín rememora: “Había un cola que daba vuelta al edificio. La “Tati” con “Chila” Bassart, las dos del brazo. De repente, suben las escaleras. Y una mujer desde la cola, le grita “Señora tiene que hacer la cola” y ella le contesta, con firmeza e innegable orgullo: “Soy la abuela del pianista”.
Julieta, hermana de Martín, que se dedica a las artes plásticas (tema para otro “Mirá”), corrobora aquel jocoso momento en la entrada al teatro Colón. A propósito de la abuela “Tati”, Martín acota que “hubiera disfrutado un montón, pero no fue posible” y Graciela añade: “Sufrió cualquier cantidad cuando Martín se fue a vivir a Barcelona. “Venite” le decía, como cualquier abuela con su nieto.
LA PRESENCIA EN RADIO
Luego de recordar, en su adolescencia, breves incursio nes en LT22 Radio Nueva Era, estimulado por el Inge niero Raúl Negreira, Martín destaca la importancia de haber incursionado en Radio Continental. Al respecto, agradece a “Flor Ibáñez que me dio la confianza para entrar en la radio y hacer la columna del Teatro Colón. Ahora, estoy superfeliz con Paulino Rodríguez y su extraordinario equipo. La verdad, lo pasamos muy bien y me sorprende cuanto se escucha”.
Ping pong
-¿Maderna?: “un referente”
-¿Gardel?: “un clásico de toda la vida, que cada día canta mejor”.
-¿Piazzola?: “un vanguardista, un “musicazo”.
-¿Ginastera?: “un gran creador. Su obra para piano, encantadora”.
-¿Un preferido entre los clásicos?: “Liszt y Rachmaninov”.
-¿De los populares?: “Eladia Blázquez”
-¿Un deseo?: “tener salud”
-¿Un rencor?: “ninguno”
-¿Un amor?: “ahora ninguno”
-¿Pehuajó?: “la ciudad donde está mi familia, donde se vuelve siempre y donde voy a volver”.
-¿Un sueño?: “Ser Director Artístico del Teatro Español, planificar espectáculos para la gente de Pehuajó. A este Teatro hay que remontarlo”.
-¿Martín Diaz?: “nada”.
“El mundo está igual en todos lados. No hay ciudades diferentes, hay momentos diferentes”
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domingo, febrero 12, 2012
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